sábado, 21 de marzo de 2015

Las ovejas, y las cabras.


Tradicionalmente en las iglesias se enseña que el capítulo 24 de Mateo es de corte apocalíptico (en especial en iglesias que predican el dispensacionalismo[i]), ya que el lenguaje utilizado se refiere, de la manera en que está redactado, a un desastre futuro a ocurrir. El evento al que se refiere es la destrucción del templo de Jerusalén en el año 70 de nuestra era, por las fuerzas romanas de Tito[ii]. Y el evangelio, es de consenso datarlo en el año 80 de nuestra era, por lo tanto el evento en cuestión, ocurre 10 años antes de ser descrito, lo que se llama “vaticinium ex eventu[iii]”, lo que es lo mismo decir, escribir un evento pasado, que ya ocurrió, como futuro; por lo tanto, el capítulo 24 no tiene pretensiones apocalípticas (al menos de la forma en que las entiende el dispensacionalismo).

Detalle del arco de Tito en Roma, que conmemora la destrucción de Jerusalén.

En cambio, el capítulo 25 del evangelio de Mateo, que es el contexto inmediatamente posterior, nos situa tres parábolas en orden (en estricto rigor son dos, ya que la primera de las tres parábolas es parte del capítulo 24), pero es el realmente importante de dicha unidad literaria, el capítulo 24 es una introducción, y el capítulo 25 contiene el desarrollo y desenlace:

-          El criado fiel y el criado infiel (Mt 24: 45-51)
-          La parábola de las diez muchachas (Mt 25: 1-13)
-          La parábola del dinero (Mt 25: 14-30)

Las tres parábolas tienen el mismo esquema, coloca en posición de oposición a dos personas o grupos de personas, con una misión específica, y que deben cumplirla a la espera de alguien que llegará que tiene autoridad sobre ellos. Una de los grupos de personas cumple con lo encomendado, y el otro grupo no; el grupo que cumple es recompensado y el grupo que no, es castigado.

Hasta ahí todo bien, los que cumplen son recompensados (los buenos), pero los que no cumplen (los malos), son castigados, nada de qué sorprendernos.

Pero la perícopa siguiente rompe todo, llamada “el juicio a las naciones” (Mt 25: 31-46), esta perícopa nos muestra la clásica imagen del juicio cuando se separan a buenos y malos. Ahora, los buenos y malos siendo separados para recompensa y castigo, las “ovejas y las cabras”.



Las ovejas son puestas a la derecha y el Rey les dice lo siguiente:

Pues tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; anduve como forastero, y me dieron alojamiento. Estuve sin ropa, y ustedes me la dieron; estuve enfermo, y me visitaron; estuve en la cárcel, y vinieron a verme.”[iv].

Y las ovejas (en el texto son llamados “los justos”) se sorprenden, porque no tienen conciencia de haber hecho lo que el Rey les dice. El Rey apela a la humanidad con que actuaron para con el prójimo, y les indica explícitamente que ese es el motivo por el cual son “salvos”. Aquí el texto no nos dice que las ovejas (los buenos) hayan sido quienes cumplían al pie de la letra con los preceptos religiosos, solo nos informa que son los que actuaron con humanidad.

Dicho esto, el Rey se acerca a las “cabras”. Estas cabras no son gente mala, de hecho dentro de las cabras, hay gente muy religiosa que diezmó sagradamente, que cumplió todos los preceptos de su fe, que iba a su congregación y participaban activamente de ella. Pero el Rey les dice que son castigados, no por no haber cumplido los preceptos religiosos, sino por su falta de humanidad.

Como en las tres parábolas anteriores a este cierre, la gente hace o no hace lo que se espera de ellos. Es muy probable que el criado fiel, que el de los diez mil talentos, o algunas de las 5 vírgenes previsoras hayan estado dentro de las “cabras”. No basta con hacer lo que se espera de nosotros, simplemente basta con actuar con humanidad ante las situaciones de injusticia.

Las ovejas no fueron salvas por ser religiosas, fueron salvas porque actuaron con amor, asistieron a su prójimo, y acompañaron a su prójimo.

Usted puede ser muy religioso, no faltar ningún domingo a su iglesia, diezmar siempre, pero si no tiene amor por el prójimo, y no actúa con humanidad, se va a quedar con las cabras. La característica de las ovejas fue el amor y humanidad, no su religiosidad.                                 




[i] Corriente teológica que asegura que en algún momento antes, durante, o después de la llamada “Gran Tribulación, Jesús volverá a “raptar” a la iglesia, en un futuro apocalíptico.

[ii] “Josefo, escritos esenciales”, Paul L. Maier, Editorial Portavoz.

[iii] http://www.oxfordbiblicalstudies.com/article/opr/t94/e1988?_hi=0&_pos=12 dice que: The term applied to a passage in the prophets or the gospels which has the form of a prediction but is in fact written in the knowledge of the event having occurred”, lo que traducido es:El término que se aplica a un pasaje de los profetas o los evangelios , que tiene la forma de una predicción , pero es en realidad escrito en el conocimiento del hecho que se haya producido”.

[iv] Mateo 25: 35-36 versión Dios Habla Hoy.

2 comentarios:

  1. La salvación es por FE: Juan 3.16, esa fe hace que Cristo viva en mi, y que AME a través mío. El amor es CONSECUENCIA Y NO CAUSA DE LA SALVACIÓN. Primero la fe, y luego el amor como producto de esa fe.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siguiendo su misma tónica, en el versículo que me cita lo que más se destaca es el "amor del Padre", de hecho en dicho versículo la fe (creer) es secundario.

      Eliminar