viernes, 24 de octubre de 2014

Parábola del evangélico y el homosexual

“A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola:
Dos hombres subieron al templo a orar: uno era evangélico, y el otro homosexual.
El evangélico, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este maricón;
ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.
Mas el homosexual, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador.
Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido”



Durante el siglo XXI, los evangélicos son bien conocidos por el seguimiento a la ley de Dios. El evangélico de esta parábola, fue más allá de las reglas religiosas requeridas, ayunando más de lo debido, y diezmando de todo cuanto ganaba. Seguro de su religiosidad, el evangélico no le pide nada a Dios, y nada recibe.

Por otro lado, los homosexuales son seres humanos despreciados por los evangélicos, ya que estos dicen que su orientación sexual  es “abominable a los ojos de Dios”. Sin embargo, la parábola no condena la condición del homosexual, sino que lo describe como a alguien “necesitado del amor y la reconciliación de Dios”, dirigiéndose a Dios en humildad, recibe dicho amor y reconciliación.

Ésta parábola muestra la importancia de la humildad en contraste con la soberbia, y constituye una dura crítica al legalismo evangélico.

¿Cuál es la soberbia del evangélico? Sentir que es un “Hijo de Dios” y que bajo esta condición es mejor que el resto de las personas, sobre todo aquellas que tienen el carácter de “despreciables” según su cosmovisión religiosa.



Esta soberbia evangélica, está en absoluta contraposición a las enseñanzas de aquel a quien dicen seguir. Jesús de Nazareth, es mostrado en el evangelio predicándoles a las siguientes personas su mensaje del “Reino de Dios está cerca”:

-          Los pobres: Según la mentalidad judía del siglo I, los pobres eran pobres por no agradar a Dios y por lo tanto no eran merecedores del respeto y dignidad, menos un lugar en la sociedad. De hecho los evangelios relatan que en más de una ocasión alimentó a multitudes que lo seguían[i].

-          Los enfermos: Dentro del judaísmo del primer siglo, existían dos tipos de enfermedades, aquellas invalidantes que terminaban en la amputación o inutilidad de un miembro o ceguera; y aquellas ocasionadas por demonios. Entendamos que en dicha época no existía el conocimiento aséptico ni menos la existencia de agentes patógenos como virus y bacterias[ii]. En ambos casos, los enfermos eran tratados como parias, y en ambos casos, Jesús mostró amor y preocupación por ellos.

-          Los excluidos del sistema religioso del Templo, como los ya mencionados pobres y enfermos, pero agregando a los más indeseables, publicanos y prostitutas[iii]. Como ya han planteado E. P. Sanders y J. D. Crossan, la marginación religioso/moral es vinculante con la marginación social, es decir estos “malos ciudadanos” eran oprimidos en todas las áreas por los “buenos ciudadanos”. La identificación de Jesús con los excluidos, llega a tal punto que él mismo es denominado por los fariseos como “comilón y borracho”[iv].

Lo anterior es claro indicador, la actividad kerygmática de Jesús estaba orientada a los olvidados, a los excluidos y a los oprimidos de Israel. Si nos situamos en el contexto del siglo XXI, los fariseos de la parábola original[v] claramente son identificables con los cristianos legalistas (escojo a los “evangélicos” por ser los más ruidosos en este aspecto), y el publicano, su situación de opresión y marginación moral/religioso y social es equiparable a la que hoy sufren las personas LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales).



¿Son hoy los evangélicos, católicos, y cualquier otro colectivo religioso legalista, seguidores reales de ese Jesús, que se juntaba con pecadores, pobres, enfermos, marginados, oprimidos, excluidos, publicanos y prostitutas? La calidad cristiana está condicionada por el grado de seguimiento que hacemos de Jesús. Y un ejemplo de esto, es que a los evangélicos cuando un LGBT llega a una Iglesia intentan cambiar su forma de vida, o que por lo menos se abstengan de vivir su sexualidad. Siempre a estos les predican el famoso versículo que dice “vete y no peques más”, pero olvidan siempre que Jesús principió la frase con un “ni yo te condeno”[vi]




[i] Mt 14:13-21; Mc 6:30-44; Lc 9: 10-17; Jn 6: 1-15
[ii] Interesantes y recomendables son los estudios del teólogo católico Ariel Álvarez Valdés, antes que fuera obligado a retractarse por sostener quelas posesiones demoníacas del Nuevo Testamento, se trataban de enfermedades mentales desconocidas para su tiempo.
[iii] Lc 7, 36-50;
[iv] Mt 11:19
[v] Lc 18: 9-14
[vi] Jn 8:11

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